«Transformados» [Ezequiel 11:18-20]

TRANSFORMADOS - Ezequiel 11:18-20

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Comenzamos este mes de la juventud hablando de lo que es un corazón de piedra, cómo formamos un carácter alejado de Dios y de su voluntad al desobedecerle. La buena noticia es que Él anhela cambiar eso en nosotros, tanto es su amor que quiere formar en nosotros un corazón nuevo.

Ezequiel 11:18-20 “Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios. Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.”

Que hermosa promesa, que hermoso que el Dios de todas las cosas, el Todopoderoso, nos prometa a nosotros una vida nueva a su lado (hacer referencia al titulo “Promesa de restauración y renovación”).

Hoy veremos cómo llegar realmente a eso, cómo podemos vivir la transformación.

  1. Sólo Dios puede transformarnos

Jeremías 17:9-10 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”

No son los millones de actividades dentro de la iglesia las que van a terminar transformando nuestro corazón y espíritu; no es venir a la iglesia todos los domingos y ser el que ofrenda mayor dinero; o quien canta más fuerte en el periodo de alabanzas. Solamente el Señor, que conoce hasta el último de nuestros pensamientos, que tiene contados incluso cuantos pelos tenemos en nuestra cabeza, sólo él puede renovar nuestro ser.

Conoce el corazón solamente quién lo creó. Y por más que queramos, en lo escondido de nuestro ser hay historias, hay un pasado, hay heridas guardadas que en su momento creímos soltar o que en verdad nunca hemos visto necesario vociferar, cosas que son invisibles a nuestros ojos humanos, pero hay Uno que ya las identifico y está esperando que le pidas ser limpio de aquello. Arrastrar algo del pasado nos limita de la obra que Dios quiere hacer en nosotros. Debemos dejarlo entrar y obrar.

  1. La verdadera transformación nace desde mi necesidad.

Hay que reconocer la necesidad que tenemos de un corazón nuevo. “Pedid y se os dará” dice la Palabra, no como por arte de magia, sino que primero por nuestro deseo, nuestro anhelo, de ser nuevos en Él. Dios hará a medida que le pidamos que lo haga. Esta es una promesa, sí, pero también lo endurecido de nuestro ser impide que pueda hacer su obra en nosotros.

Una vez estaba hablando con una amiga respecto a situaciones del corazón, y recuerdo muy clave algo que me dijo “Esta bien que pongas muros para que personas no hagan doler tu corazón, pero recuerda dejar los muros lo suficientemente altos para que Jesús pueda cruzarlos.” ¿Qué tan altos están los muros de su corazón? ¿Está dejando entrar a Dios, o la dureza es tan grande que incluso a él lo ha alejado?

Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”

Salmos 139:23 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame, y conoce mis pensamientos.”

Les insto a que estos salmos sean parte de sus oraciones. Pidamos a Dios que examine cada espacio de nuestro ser, que busque entre medio, en lo más profundo, y limpie todo lo que necesite ser limpiado, que quite todo lo que necesite irse, y que reine sobre nosotros Su voluntad.

¿Qué frutos esta dando mi corazón? Si su respuesta muestra rencor en usted, deseos carnales, malos pensamientos contra algún hermano, etc. Es porque necesita ser renovado.

  1. No es un proceso opcional

Lamento mucho informar que este proceso de cambio, no es una opción. No porque dependa de nosotros el hacerlo o no, puesto que, como ya hablamos, es sólo el Señor quien puede transformarnos y darnos vida nueva. Esto es necesario porque mi servicio, mi entrega, todo lo que yo haga para el Señor esta definitivamente incompleto si me niego a que ese corazón endurecido sea quitado.

  • ¿Quién quiere ver a Dios? Me imagino que todos aquí queremos vivir el honor y privilegio de ver a nuestro Señor en toda gloria y majestad. Mateo 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón pues ellos verán a Dios.
  • ¿Quién quiere ser obediente a la voluntad de nuestro Señor? El versículo 20 se refiere a eso, el quitará de nosotros ese corazón para que andemos en sus ordenanzas y guardemos sus decretos. No es porque sí, no es una casualidad, no es una opción.
  • ¿Quién quiere la presencia de Dios en su vida, en su casa, en su familia, en la mesa de su hogar? Ezequiel 48:35, después de revelar cómo sería la tierra prometida, después de todas estas revelaciones entregadas a Ezequiel y después de mostrarnos esta hermosa promesa, Dios le dice que “El nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama” esto significa “Jehová allí” o “El Señor está allí”. Todo esto después de haber quitado sus corazones de piedra por corazones de carne. Jehová hoy quiere habitar en usted, ¿cuál es su respuesta? 
  • ¿Quién quiere reflejar el carácter de Cristo no solo en la iglesia, sino en su trabajo, en la universidad, en el colegio, en su hogar, cuando conversa con sus vecinos o cuando está sólo con sus pensamientos más íntimos? Este es un paso en esa dirección, anhelar esta renovación nos acerca a parecernos más a Él, a ser de carácter moldeable, a ser su semejanza.

No podemos pretender avanzar en el caminar con Cristo si nos negamos a pasar por el fuego, a pasar por la limpieza profunda e incluso a pasar por la muerte de ese corazón endurecido para recibir uno nuevo. Hoy Dios quiere crear en usted algo nuevo, algo especial, algo esencial. 

Queremos vivir una vida de servicio a nuestro Padre, queremos rendir nuestra vida a él y decir Aquí Estoy para tu obra, pero primero debemos cambiar nuestro corazón.

No voy a suavizar el proceso, amados hermanos, la transformación a un nuevo corazón probablemente va a traer muchas pruebas, quizás sea necesario que el Señor pode su vida, que quite algunas costumbres, deseos o incluso personas, pero de algo estoy segura y es que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera. 

Mi invitación final esta en Colosenses 3:12 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”

Si hoy hay alguna de estas características que no lo representa, quizás sabe ver que le falta misericordia, humildad o paciencia, permita que Dios escudriñe lo profundo de su ser y deje que le transforme completamente.