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Tito 2:11-15 Reina-Valera 1960
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
15 Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.
¡Hoy es día de Acción de Gracias! ¡Damos de lo que el Señor nos da!
Dar es una virtud muy significativa en el Reino de Dios, y produce gran alegría. El apóstol Pablo afirma:
Hechos 20:35 Reina-Valera 1960
35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Jesús es ejemplo vivo de dar, pero El no solo dio algo de El (esto lo hacemos, generalmente, nosotros), sino que <<se dió>> (v. 14), y esto es más apreciable todavía, ¿por qué lo hizo? El texto 11 tiene la respuesta:
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
La <<gracia de Dios>> es algo que Él da gratuitamente, ¡por eso es gracia!, porque es regalo. Y su gracia, es decir, su dar y su darse, ¡liberta! ¡No hay cosa más liberadora que la gracia de Dios, que salva, perdona, quita culpas, sana heridas, hace <<nuevas todas las cosas>> (Apoc. 21:15) y justifica, sin que se merezca, o se tenga que pagar por ello! Inclusive, sin que siquiera se tenga la intención de amar a Dios, porque ¡El ama primero! (1 Juan 4:19).
El da y se da, no presta ni se presta (se dice en los comentarios, a veces, que Dios presta, pero en realidad, lo que más dice El en su Palabra es que ¡El da! Dar y prestar son diferentes, fijémonos en este texto:
Proverbios 22:7 Reina-Valera 1960
El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.
Pero hoy es también ¡mes de la Biblia y mes de la libertad! Septiembre es mes de la Biblia y mes de nuestra independencia chilena. ¡Es bueno ser libres!, pero libres en todas las áreas, ¡Jesús nos hace libres de manera integral!
I. Jesús se dio por gracia para darnos libertad
El texto 14 dice: <<quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos>>. <<Redención>> es <<rescate>>, eso significa la palabra griega lytrósitai (λυτρώσηται): liberar por rescate. Pero sabemos bien que esta libertad no es para hacer todo lo que queremos, porque podemos querer lo que nuestra vieja naturaleza más ama, ¿qué cosas? ¿qué dice el texto 12?:
12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
¿Y qué dice el texto 14?:
14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad
La impiedad, los deseos mundanos y toda iniquidad, ¡esclavizan!, y ¡Jesús con su dar y su darse nos hace libres de todo esto! Si queremos saber en específico qué es impiedad, deseos mundanos e iniquidad, en Gálatas 5:19-21 el apóstol Pablo nos da una lista de ejemplos:
Gálatas 5:19-21 Reina-Valera 1960
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas
¡Jesús se dio a sí mismo para redimirnos de estas, y de otras cosas <<semejantes a estas>>, que esclavizan a quien las practica! ¡El es nuestro mayor Libertador!
La libertad que Jesús nos da no es para hacer todo lo que queremos, sino para hacer todo lo que Dios quiere. ¿Y qué quiere Dios?: Leamos los textos 12 al 14, El quiere que:
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
¡La libertad que Jesús nos da es para que vivamos en este mundo <<con dominio propio, justicia y devoción>>!; para que esperemos con total responsabilidad y sabia mayordomía, como las cinco vírgenes prudentes, la venida de nuestro Señor Jesucristo; y para que seamos un pueblo santo, celoso de buenas obras.
Jesús es la gracia de Dios, el regalo de Dios. ¡La gracia de Dios, Jesus, liberta más que cualquier otra cosa!
II. Cuando nos damos por gracia, libertamos
Lo que Jesús hizo, lo podemos hacer nosotros también, aunque según nuestras fuerzas, pero también <<más allá de nuestras fuerzas>>, como lo hicieron los hermanos filipenses:
2 Corintios 8:1-5 Reina Valera Actualizada
8 Ahora, hermanos, les hacemos conocer la gracia de Dios que ha sido concedida a las iglesias de Macedonia; 2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza abundaron en las riquezas de su generosidad. 3 Porque doy testimonio de que espontáneamente han dado de acuerdo con sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos la gracia de participar en la ayuda para los santos. 5 Y superando lo que esperábamos, se dieron primeramente ellos mismos al Señor y a nosotros, por la voluntad de Dios.
Cuando nos damos de todo corazón, llenos de amor, es decir, llenos del fruto del Espíritu Santo, como lo hizo Jesús (Lucas 4:18-19) y Felipe, ¡libertamos! Cuando Felipe llegó a Samaria para dar la gracia que el mismo recibió de Jesús (Jesús dijo a sus discípulos: <<8Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen fuera demonios. De gracia han recibido; den de gracia>>, Mt. 10:8), ¡algo extraordinario pasó!:
Hechos 8:5-8 Reina-Valera 1960
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad.
Cuando nos damos, en el nombre de Cristo, libertamos al esclavo de este tiempo: Al que se le cobra por todo, al que todos engañan y por eso desconfía, al que la máxima ayuda que se le da es cuando se le presta, al que ya no tiene esperanza. Cuando nos damos, hacemos lo posible y lo imposible, hacemos más de lo que nos corresponde hacer: Trabajamos más, nos preocupamos más, ayudamos más, amamos más.
Dios da, pero más se da. Su mayor alegría es darse. Y por su darse a sí mismo, a través de Cristo, somos libres Usted y yo para no hacer las malas obras, pero sí para hacer las buenas obras. Jesús se dio por gracia, para hacernos libres, y por El nosotros también estamos en condiciones de darnos por gracia, para libertar a los esclavos de este mundo. Vivamos y compartamos la verdadera libertad en Cristo. Amén.



